Desde hace años, España lleva sufriendo un proceso acelerado de idiotización del votante socialista.
- Estamos ante unos votantes donde no rige una voluntad propia. ¿Cómo es posible tal grado de coordinación entre millones de personas que, de un día para otro, a golpe de viento de silbato, son capaces de cambiar unas ideas que defendían a hierro y fuego por otras totalmente opuestas que defenderán con la misma mordacidad?
- No rige el principio de realidad. Si por ejemplo un Aznar dice que hay que convocar una manifestación, ellos jurarán que le han oído pedir dar un golpe de Estado, ¿cómo es posible que vean y oigan cosas que nunca han ocurrido?
No se entiende, en definitiva, cómo se puede defender una cosa y su contraria a la vez, cómo se puede ser tan hipócrita, retorcido y voluble, cómo se pueden repetir consignas que carecen de toda consistencia lógica básica.
Puede que algunos se comporten así por el salario que conlleva su cargo a dedo, es cierto, pero esto no arroja luz sobre la realidad de millones de españoles cuyo comportamiento exige alguna explicación.
Lo que tenemos es a mucha gente coordinada para repetir irreflexivamente lo mismo a medida que se les dicta qué decir, es decir, estamos ante un fenómeno social donde muchísimas personas se desposeen de su propia voluntad y abrazan eslóganes que han adquirido poder sobre ellos.
Lo que hay que entender de este fenómeno social es que este grupo está cohesionado, que está cómodo, que siente que pertenece a un colectivo, que incluso posee cierta subcultura y una jerga propia. Estamos ante un grupo de gente que acepta esta desposesión de su propia individualidad y capacidad de pensamiento autónomo porque la alternativa sería dejar de pertenecer al grupo, es decir, que cabe la posibilidad de ser desmerecidos, degradados o incluso repudiados en tanto en cuanto adquiriesen autonomía.
No es que pertenezcan a un colectivo que coarta su libertad por miedo a represalias, simplemente están cómodos y no ven tales represalias una amenaza, sino como algo inevitablemente merecido para un traidor.
El grado de penetración de esta zombificación lo podemos intuir contando las víctimas que ha ido dejando atrás. Vemos cada vez más cómo renombrados socialistas han pasado a ser considerados como peligrosos fascistas y ultraderechistas, el primero de ellos el propio Felipe González, entre muchos otros. No precisamente por discrepar con Pedro Sánchez, sino por discrepar con su última versión v7.3 y defender la versión v3.2 de éste.
Hasta donde hemos podido ver, esta estupidez no es un defecto del intelecto, sino un hábito adquirido. Sólo un acto trascendente de redención interna puede liberar al tonto de las ataduras que lo mantienen preso.
Quizá lo más infausto del tema sea la difícil solución que todo esto tiene. La redención necesaria para cortar las ataduras del zombi se dará cuando lo que es ahora el PSOE sufra un repudio social completo, a nivel electoral se hunda y al partido no le quede más remedio que someterse a un proceso de refundación. Que España no sea un país condenado es algo que habrá que luchar, porque que esta solución llegue no es algo que esté asegurado.
Publicado originalmente el 18/11/2023.